Al menos 96 agentes penitenciarios están retenidos por los reclusos, se contabilizan 6 muertos y 11 heridos.
El Gobierno de Ecuador anunció una medida drástica al declarar un estado de excepción en todas las cárceles del país, permitiendo la incursión de militares en medio de una serie de incidentes violentos que han sacudido el sistema penitenciario.
La medida fue tomada en respuesta a los disturbios ocurridos en la Penitenciaría del Litoral, ubicada en la ciudad costera de Guayaquil, que se ha ganado el título de ser la prisión más peligrosa de Ecuador. Desde el domingo, una ola de disparos y explosiones ha dejado al menos seis personas muertas y 11 heridas en este centro penitenciario.
Las cárceles ecuatorianas han estado lidiando con problemas de sobrepoblación durante años. La Penitenciaría del Litoral, por ejemplo, tiene una capacidad para albergar a unos 9.500 reclusos, pero a principios de este año ya tenía casi 3.000 reos adicionales. Este hacinamiento ha contribuido a la tensión y rivalidades entre bandas criminales dentro de los centros de reclusión.
Además de los problemas en la Penitenciaría del Litoral, otras 13 cárceles también están experimentando una crisis. Los presos en estas instalaciones han declarado una huelga de hambre y mantienen retenidos a alrededor de un centenar de guardias penitenciarios. Sus demandas incluyen mejores condiciones sanitarias y de alimentación, entre otras exigencias.
Aunque las autoridades han intentado reducir la violencia mediante la segregación de los presos según su pertenencia a bandas criminales, hasta ahora los esfuerzos han sido insuficientes para calmar la situación.
El gobierno enfrenta el desafío de controlar la situación en las cárceles y garantizar la seguridad tanto para los reclusos como para el personal penitenciario. La situación carcelaria de Ecuador es delicada, con una sobrepoblación significativa y un alto porcentaje de detenidos sin sentencia, lo que agrava aún más la crisis en el sistema penitenciario del país andino.
Con información de AP
