Aquel 15 de diciembre de 1999 las montañas del estado Vargas que llevaban semanas empapándose bajo constantes lluvias de una intensidad inusual, comenzaron de pronto a vomitar ríos de agua, lodo y piedras hacia la costa. Algunos habitantes corrieron en ese momento y otros se quedaron impávidos y esperaron la muerte cuando poblaciones enteras del litoral central quedaron sepultadas
Se conmemoran 23 años de aquella tragedia cuando las fuertes corrientes se salieron en pocas horas del caudal y arrasó con todo a su paso, y las quebradas se fueron tapando por excedente de sedimentos acumulados por días de lluvia.
El desastre que conmocionó a Venezuela y al mundo entero sigue latente en la mente de muchos venezolanos. El número de muertos aún se discute, en diciembre de 1999 se produjeron lluvias torrenciales en ese estado que generaron una catástrofe con unos 15 mil desaparecidos 3 mil 500 millones de dólares de pérdidas, así como la destrucción de más de 15 mil viviendas y unos 75 mil damnificados, según los últimos cálculos oficiales.
23 años después nada volvió a ser igual. El deslave alteró el paisaje de la costa del estado. Reapareció el solar en el que se construyó el nuevo estadio para el equipo de béisbol de los Tiburones de La Guaira, algunos clubes que estaban a la orilla de la montaña, y otros lugares que desaparecieron por completo como Carmen de Uria, que para construirla se desvió el curso del río Uria y cuyo cauce pasaba bajo el centro de la población.
Vargas, como el ave fénix, la emblemática criatura de fuego que es capaz de elevarse majestuosamente desde las cenizas de su propia destrucción, ha salido hacia adelante después de 23 años de la tragedia que vivió.
Con información en Tal Cual
